Cambio principal de la normativa
La nueva regulación elimina la obligación de registrar los almacenes en el extranjero.
Antes, los vendedores debían presentar a las plataformas, aduanas y autoridades fiscales documentación como licencias, direcciones y contratos logísticos, un proceso complejo y costoso.
Con la nueva norma, los vendedores ya no necesitan completar este trámite y pueden utilizar directamente sus almacenes en el extranjero (reabastecimiento, redistribución), lo que reduce significativamente las barreras operativas.
Impacto en los vendedores
Impactos positivos: reducción de costes y mayor flexibilidad
Reducción de costes operativos: al eliminarse el registro, los vendedores se ahorran la preparación de documentos, los servicios de terceros (como agentes) y los depósitos de garantía. El capital puede destinarse de manera más eficiente a la selección de productos y marketing.
Simplificación de procesos y mayor rapidez de respuesta: sin tiempos de espera por aprobaciones, los vendedores pueden ajustar rápidamente el inventario de los almacenes según la demanda del mercado, evitando pérdidas por falta de stock.
Menores barreras de entrada: nuevos vendedores y pequeñas empresas pueden adoptar el modelo de almacén en el extranjero sin verse limitados por procedimientos complejos, lo que aumenta la diversidad y dinamismo del mercado.
Impactos negativos: mayor presión de cumplimiento y competencia
Riesgo de cumplimiento trasladado al control posterior: antes el registro funcionaba como una verificación preventiva. Ahora las autoridades pueden aplicar controles posteriores (inspecciones aduaneras, auditorías fiscales). Los errores en declaraciones, evasión de impuestos o falta de claridad en el origen de los productos pueden resultar en retrasos, multas o sanciones a las tiendas.
Posible endurecimiento de las reglas de las plataformas: las plataformas podrían exigir requisitos alternativos (documentos logísticos, contratos de arrendamiento, informes de calidad) o imponer restricciones basadas en datos (tiempos de entrega, tasas de devolución). Los vendedores con baja eficiencia pueden ver reducido su posicionamiento.
Competencia más intensa y reducción de márgenes: con menos barreras, más vendedores —incluidos los de baja calidad— entran al mercado. Esto incrementa la oferta de productos homogéneos, provoca guerras de precios y reduce los márgenes de ganancia. Los vendedores de baja calidad pueden además dañar la confianza del consumidor y afectar la reputación de los cumplidores.
Mayor riesgo fiscal y financiero: los almacenes en el extranjero implican impuestos complejos (IVA del país de destino, aranceles) y gestión de divisas. Algunos vendedores podrían ignorar estas obligaciones. En caso de auditoría, se enfrentan a pagos retroactivos, intereses y fuertes sanciones.
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