El gigante global de la industria química, Dow Chemical, anunció el 7 de julio su plan para cerrar tres plantas en Europa antes de finales de 2027, incluyendo la planta de siloxanos en Barry (Reino Unido) y la unidad de craqueo de etileno en Böhlen (Alemania), afectando a unos 800 empleados. Esta medida se interpreta como una contracción estratégica frente a los desafíos estructurales del mercado europeo, y podría desencadenar una profunda reconfiguración en la industria global de la silicona.
Causas principales: pérdida del mercado europeo y optimización de la estrategia global
Los altos costes energéticos, la deslocalización industrial y la caída de la demanda han puesto en jaque la rentabilidad del sector químico en Europa. Dow busca cerrar capacidades ineficientes y redirigir recursos hacia mercados de alto crecimiento como Asia y Oriente Medio. China ya concentra más del 60 % de la capacidad mundial de silicona, con claras ventajas en costes; mientras que Oriente Medio se posiciona aprovechando la energía barata para desarrollar nuevos materiales. Estos cierres se enmarcan en la estrategia de Dow de “activos ligeros y alto valor añadido”, y podrían acelerar la reestructuración de la cadena de suministro en Europa, forzando a las pequeñas y medianas empresas a cerrar o ser absorbidas.
Impacto: escasez a corto plazo y traslado de capacidad a largo plazo
Se estima que el suministro de siloxanos básicos en Europa sufrirá un déficit del 10 % al 15 %, lo que podría elevar los precios regionales. Sectores aguas abajo como el fotovoltaico y la electrónica enfrentarán mayor presión de costes. A largo plazo, la capacidad de producción global se concentrará aún más en China y Oriente Medio, y se prevé que para 2030 Asia represente más del 75 % de la producción mundial. La cadena industrial deberá estar alerta ante riesgos de estabilidad en el suministro de materias primas, lo que podría impulsar una producción más localizada o estrategias de compra diversificadas.
Lecciones para la industria: de la expansión en escala a la eficiencia operativa
La medida de Dow refleja una transición en la industria química: del dominio por escala a la prioridad en eficiencia. Las empresas deberán fortalecer su resiliencia a través de la innovación tecnológica (como productos de silicona de alto valor), la integración vertical (como modelos integrados “carbón-electricidad-silicio”) y una estrategia regional (satisfacer la demanda local con producción local). Para China, representa tanto una oportunidad para absorber capacidad productiva como un desafío para mejorar tecnológicamente y evitar caer en la competencia de bajo nivel.
Este ajuste no es solo una medida táctica de Dow, sino un reflejo del acelerado cambio estructural en la manufactura global: el auge del Este y el declive del Oeste.
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