Un equipo liderado por el profesor Tang Longcheng del Laboratorio Clave de la Universidad Normal de Hangzhou, en colaboración con la University of Sydney, ha publicado un estudio en ACS Nano sobre un nuevo sensor de detección de fuego, basado en múltiples capas de organosilicio y óxido de grafeno aplicado sobre superficies inflamables.

A diferencia de los sensores de humo tradicionales, este sensor reacciona instantáneamente al contacto con la llama, generando una señal eléctrica casi inmediata. Sus principales ventajas incluyen propiedades superhidrofóbicas, alta sensibilidad térmica, estabilidad estructural y capacidad de retardante de fuego, lo que permite su uso en edificios, nodos de transporte, vigilancia forestal y entornos militares.

Esta innovación representa un avance significativo hacia un “Smart Safety”, combinando sostenibilidad ambiental con alertas en tiempo real. Se espera que esta tecnología alcance prontamente la producción industrial, impulsando el mercado de sistemas de protección contra incendios de última generación.