En octubre de 2023, la Comisión Europea inició discretamente una investigación centrada en los vehículos eléctricos chinos. Sospechaba que estas empresas habían recibido "subvenciones desleales" del gobierno chino y que vendían sus productos en el mercado europeo por debajo del coste. Esta investigación fue como una piedra arrojada a un lago en calma: sus ondas se propagaron rápidamente por toda la cadena industrial del automóvil, e incluso afectaron a sectores aparentemente no relacionados, como el de la silicona.
El 12 de junio de 2024, la UE anunció los resultados preliminares de la investigación y comunicó que a partir del 4 de julio impondrá aranceles compensatorios provisionales a los vehículos eléctricos importados desde China. Las tasas se dividieron en tres niveles: 17,4 % para BYD, 20 % para Geely y 38,1 % para SAIC Motor. Otras empresas que colaboraron en la investigación enfrentarán un promedio del 21 %, mientras que aquellas que no cooperaron deberán pagar hasta un 38,1 %. La noticia causó conmoción en la industria automotriz china. SAIC fue la primera en reaccionar, expresando su “profunda decepción” y afirmando que esta medida va en contra de los principios de la economía de mercado. También anunció que tomará medidas legales para defender sus derechos.
Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos se enfrentan a un dilema. Tomemos como ejemplo un modelo popular de BYD que se vende por unos 30.000 euros en Europa: con un arancel del 17,4 %, el coste aumenta considerablemente. Las empresas deben elegir entre subir los precios, perdiendo así su ventaja competitiva, o reducir márgenes de beneficio, o incluso vender con pérdidas. En ambos casos, su estrategia de expansión en el mercado europeo se verá seriamente afectada.
Pero los efectos de esta medida no se limitan al sector automotriz. La producción de vehículos eléctricos depende en gran medida de los materiales de silicona, utilizados en el sellado de paquetes de baterías, aislamiento de motores eléctricos y componentes para aligerar la carrocería. China es uno de los mayores productores y consumidores de silicona a nivel mundial. Por ello, los aranceles de la UE afectan indirectamente el corazón del sector de la silicona.
“Si los vehículos eléctricos chinos no se pueden vender en Europa, también disminuirá nuestra demanda de silicona”, comentó con preocupación un alto directivo de una empresa china del sector. En su compañía, casi el 30 % de los productos se destinan a la industria automotriz, incluyendo pedidos para Europa. Si se implementan estos aranceles, no solo se verán obstaculizadas las exportaciones de coches eléctricos, sino que se podría desencadenar una reacción en cadena que reduzca la demanda de materias primas aguas arriba, afectando así la estabilidad de toda la cadena de valor de la silicona.
Ante el golpe arancelario, los fabricantes chinos no se han quedado de brazos cruzados. Empresas como BYD y NIO han acelerado sus planes para construir fábricas en Europa, con el fin de evitar los aranceles mediante la producción local. SAIC, por su parte, ha hecho un llamado a la UE para “considerar con cautela” la situación, mientras reestructura silenciosamente su cadena de suministro global. Estas medidas pueden aliviar parte de la presión a mediano plazo, pero en el corto plazo, la competitividad de los vehículos eléctricos chinos en Europa se verá afectada.
Dentro de la UE, esta decisión también ha generado controversia. La Asociación Alemana de la Industria Automotriz se manifestó en contra, calificando los aranceles como “una decisión equivocada” que perjudicará a los consumidores europeos y ralentizará la adopción de vehículos eléctricos. El CEO de BMW, Oliver Zipse, fue aún más directo: “El proteccionismo comercial solo provocará reacciones en cadena y al final perjudicará a todos”.
El 29 de octubre de 2024, la Comisión Europea anunció el resultado final de la investigación: se impondrán aranceles compensatorios definitivos durante cinco años. Aunque se realizaron pequeños ajustes en las tasas, la estructura general se mantuvo: 17 % para BYD, 18,8 % para Geely, 35,3 % para SAIC, un promedio de 20,7 % para las empresas cooperativas y 35,3 % para las no cooperativas. El Ministerio de Comercio de China expresó su “firme oposición” a la medida y aseguró que tomará las acciones necesarias para proteger los derechos legítimos de sus empresas.
Aunque ya han pasado varios meses desde el anuncio, las repercusiones siguen sintiéndose. En esta guerra comercial sin humo ni fuego, no hay ganadores reales. Los aranceles de la UE podrían acabar afectando a toda la cadena de suministro global de los vehículos eléctricos. Mientras tanto, los fabricantes chinos y la industria de la silicona buscan nuevas salidas y oportunidades en medio de esta tormenta.
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